Finalizada
la guerra civil española, una mujer cuyo marido e hijo pertenecieron al
bando republicano regresa a la ciudad de provincias en la que había
transcurrido su vida hasta el inicio del conflicto. Sus hijas y su nieta
de pocos años la acompañan en el difícil regreso. Como si de un fatal
presagio se tratara, un fuerte aguacero recibe a ese grupo de mujeres,
cansadas, débiles, derrotadas, pero en cuyas miradas late, sin embargo,
toda la voluntad y el deseo de salir adelante de los supervivientes.
Salvo la niña, todas han perdido mucho, quizá demasiado, con la guerra.
En breve, los vencedores comenzarán a dejarles claro que tampoco podrán
recuperar nada de cuanto aún creían poseer, desde la casa familiar, que
les ha sido usurpada, hasta la belleza de sus sueños. La derrota no sólo
ha sido total: debe ser continua.
Un largo silencio profundiza en uno de los episodios más terribles de
nuestra historia reciente desde la mirada, lúcida e inerme, con que una
serie de mujeres, muy distintas entre sí, observan un mismo y desolado
paisaje ante el que no cabe más refugio que el recuerdo, ni más gesto
que la claudicación.
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