sábado, 10 de diciembre de 2011

FELIZ DÍA!!


De nuevo aquí «pa mi niña» uno de los regalitos de su madre, un pequeño relato.

Lucía, nunca mejor nombre para un ser con tanta luz como tú!!

Por qué ese nombre y no otro, de la larga lista que preparamos papá, el hermano y yo apenas unos días antes de tu nacimiento?. Cuando en la última de las revisiones nos dijeron que nuestro bebé sería niña!! quedé tan aturdida que no supe cómo reaccionar, el bebé desde ese momento pasó a ser «Mi Niña».

Sugerencias no nos faltaron tod@s querían opinar de cuál sería el nombre perfecto para «mi niña», la lista cada día se alargaba más y más. Papá el hermano y yo cada vez estábamos más confusos.

Llegó el momento esperado de poder al fin abrazarte, ver tu carita... y aún eras «mi niña sin nombre». En el bolso la lista junto a tus ropitas.

Después de algunas horas llegaste a este mundo sin prisas, pausadamente, todo a tu alrededor se esfumó para mi vista, allí estabas tú resplandeciendo como una estrella, con esa luz que que te acompaña vayas donde vayas y estés donde estés, «mi niña sin nombre».

Las enfermeras, familiares, amigos... me preguntaban ¿Cómo se llama? no sabíamos que responder, no nos habíamos parado a pensar detenidamente y la lista ni aparecía.

Llegó el momento de marcharnos a casa, en la cesta de regalos del hospital, venía un libro con nombres y con su significado, «Lucía - luz» parecía estar en negrita y mayúsculas, el único que leí, miré tu carita, eras «Lucía mi niña». Papá y yo no lo dudamos más, Lucía, Lucía, Lucía... no paramos de repetirlo a toda la gente con que nos cruzábamos.

Lucía , Lucía «mi niña con nombre» mi bebé Lucía...

Feliz día mi amor!!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

COMO AGUA PARA CHOCOLATE

Coahuila, en tiempos de la Revolución mexicana. En esta ciudad las costumbres son arraigadas y la casa de Tita no es la excepción. Las normas de la familia indicaban que la última hija debía dedicar su vida en atender a su madre, así que Tita debía entregarse completamente al servicio familiar y olvidar el amor, siendo que era la hija menor. La conjugación comienza a complicarse cuando Tita se enamora de un joven llamado Pedro Muzquiz, lo cual es inaceptable para las costumbres de la familia de Tita, integrada por su madre (Mamá Elena) y sus dos hermanas: Rosaura y Gertrudis. De esta forma se le prohíbe a Tita relacionarse con cualquier hombre, incluyendo Pedro, su novio de la niñez. Pedro eventualmente pide en matrimonio a Tita, acción que importuna a Mamá Elena; finalmente esta halla una "solución": ofrece en matrimonio a Rosaura, hermana de Tita, para casarse con él y hacerle olvidar, según Mamá Elena, su obsesión por Tita. Pedro acepta escondiendo un ardid: casarse con Rosaura para estar cerca de Tita. Todo el relato utiliza la gastronomía mexicana como nexo de unión y metáfora de los sentimientos de los personajes; así las cebollas serán el motivo de lágrimas, las perdices negras de fe, los pétalos de rosa despertarán pasiones incontrolables.