sábado, 26 de noviembre de 2011

"CON LA CÁMARA A CUESTAS" ATARDECER







Hay días que al levantarte y abrir los ojos todo lo que te rodea aparece ante ti distinto, no sabes el por qué. Descubres detalles que siempre han estado ahí pero que en este momento llaman tu atención de una forma especial. Son mis días favoritos!!. Cualquier tarea pasa a ser secundaria, termino absorta, embobada “toa despistá”con lo que sea. Con mi “cámara a cuestas”voy haciendo fotos de todo lo que me sorprende y me maravilla. Estas fotos son de uno de esos días, al salir a mi azotea y descubrir un cielo sorprendente...



lunes, 7 de noviembre de 2011

QUE LLUEVA, QUE LLUEVA...



Si hay que actualizar pues actualicemos, si no hay inspiración pues a recordar que trabajen las neuronas que para eso se tienen.
En mi caso no es tan difícil buscar un tema, los tengo a "puñaos" 50 años dan para mucho de que hablar, sólo hay que dejar la pereza a un lado, buscar un momento de soledad y dejar que el boli se deslice por el papel, si, yo soy de las de antes, de las de papel y boli, no me importa tachar las palabras una y otra vez o escribir tan rápido que me cueste descifrar lo que pone y es que mi mente corre mas que mi mano.
Cuando he empezado a escribir no tenía ni idea (ni la tengo aún) de lo que iba a ser el tema de mi relato, mas bien soy de lo que me surja en el momento, luego al pasarlo al blog lo retocaré mil y una vez, de lo que hay ahora escrito a lo que publicaré solo quedará la idea. Hace un día estupendo, eso siempre ayuda a sentirte mejor, aunque en mi caso me gustan tanto los días lluviosos como los soleados, uno de mis aromas favoritos es el de tierra mojada, siempre me lleva a la infancia cuando en mi barrio las calles estaban sin asfaltar y la lluvia hacía charcos tan grandes que todos los niños corríamos a por las botas de agua para poder chapotear a gusto en ellos, recuerdo la sensación de cruzarlos, cuanto más grandes mejor, a veces eran tan hondos o las botas tan cortas que el agua te entraba por arriba y te empapaba los pies, daba igual eran "gajes" del oficio. El explorad@r de turno iba delante pisando con cuidado, abriendo camino, todos los demás niñ@s detrás temiendo el momento que el charco lo engullese, algunos de ellos eran casi tan grandes como pequeños lagos y se mantenían con agua hasta la primavera, eran nuestros favoritos. Con cartones y tablas intentábamos surcar sus aguas y llegar hasta la otra orilla, tarea difícil, siempre acabábamos hundidos y empapados, daba igual, teníamos que capear el temporal, eramos náufragos en una isla desconocida, había que hacer una nueva embarcación que nos llevase al hogar, los más valientes lo intentaban a nado y se las veían con los tiburones y cocodrilos que acechaban por doquier. Al fin unos cartones menos mojados, unas tablas olvidadas y nuestra "nao" lista para zarpar con un puñado de marineros todos despeinados y sudorosos abrazados unos a otros para no caer... ya en casa nos esperaba la regañina de turno sí éramos sorprendidos antes de llegar al baño donde nos esperaba la cálida toalla que "enmendaba lo inmendable", vaciábamos el agua de las botas, escurríamos los calcetines y con la cara aún roja por juego, con algún que otro "churrete" nos enfrentábamos a lo que fuese.