miércoles, 7 de diciembre de 2011

COMO AGUA PARA CHOCOLATE

Coahuila, en tiempos de la Revolución mexicana. En esta ciudad las costumbres son arraigadas y la casa de Tita no es la excepción. Las normas de la familia indicaban que la última hija debía dedicar su vida en atender a su madre, así que Tita debía entregarse completamente al servicio familiar y olvidar el amor, siendo que era la hija menor. La conjugación comienza a complicarse cuando Tita se enamora de un joven llamado Pedro Muzquiz, lo cual es inaceptable para las costumbres de la familia de Tita, integrada por su madre (Mamá Elena) y sus dos hermanas: Rosaura y Gertrudis. De esta forma se le prohíbe a Tita relacionarse con cualquier hombre, incluyendo Pedro, su novio de la niñez. Pedro eventualmente pide en matrimonio a Tita, acción que importuna a Mamá Elena; finalmente esta halla una "solución": ofrece en matrimonio a Rosaura, hermana de Tita, para casarse con él y hacerle olvidar, según Mamá Elena, su obsesión por Tita. Pedro acepta escondiendo un ardid: casarse con Rosaura para estar cerca de Tita. Todo el relato utiliza la gastronomía mexicana como nexo de unión y metáfora de los sentimientos de los personajes; así las cebollas serán el motivo de lágrimas, las perdices negras de fe, los pétalos de rosa despertarán pasiones incontrolables.

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